Al llegar a México desde el Viejo Mundo, durante la Colonia, los nacimientos o natividades adquirieron un carácter mestizo, único y diverso.
Los pastores de Belén se convirtieron así en populares personajes de la idiosincrasia del mexicano: arrieros, carboneros, aguadores, chinas poblanas… hombres y mujeres de nuestro campo rodeados de paisajes de magueyes y palmeras.
El guajolote y el pícaro diablito fueron las principales aportaciones del artesano mexicano a esta antigua y universal tradición navideña.